El eje del trabajo clínico es la comprensión del proceso evolutivo de la Conciencia.

El espíritu podrá volar hasta el cielo, pero el alma,

ella tiene que ir a sus profundidades, al fondo de sí misma.

Rhoda Lerman


Como abordaje holístico (integral) del Ser centra su tarea en el estudio, investigación y trabajo con la Conciencia en sus distintos niveles de manifestación.

Así entonces crea un contexto para favorecer el ingreso a estados no ordinarios de conciencia (aquellos diferentes del habitual).

El proceso de trabajo compromete todos los niveles de la persona: físico, emocional, mental y espiritual.

Aprender a moverse hacia nuevos territorios es acceder a una mayor comprensión sobre la verdadera naturaleza de quienes somos.

La activación del proceso de auto-conocimiento origina la condición necesaria para la exploración de las regiones interiores todavía inexploradas.

Estas zonas temidas desde el mismo desconocimiento son portadoras de una potente energía que espera con prontitud ser liberada a favor del crecimiento y la evolución.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Carl G. Jung.- AION: Contribuciones a los simbolismos del Sí-mismo

... Cuantos más y más importantes contenidos del inconsciente son asimilados por el yo, tanto más se aproxima éste al sí mismo. Quien se identifica con la mitad diurna de su existencia psíquica considerará nulos y vanos sus sueños nocturnos, aunque tan larga es la noche como el día y todo lo consciente tiene en el inconsciente, como notorio, su fundamento, en él arraiga y en él vuelve a extinguirse cada noche. Además, la psicopatología sabe con suficiente seguridad qué influjo puede ejercer el inconsciente sobre la conciencia, y por eso le presta una atención que al ego a menudo le parece poco menos que incomprensible. Se sabe que lo que de día es pequeño es grande de noche, y viceversa, y por lo tanto que junto a lo pequeño diurno está siempre lo grande nocturno, aunque invisible. Este saber es condición indispensable para toda integración, o sea que un contenido sólo puede ser integrado cuando su aspecto doble se ha hecho consciente, y no sólo está intelectualmente captado, sino además, correspondientemente, se comprende su valor afectivo.Pero intelecto y sentir a duras penas se dejan conjugar, pues, por definición, se rechazan mutuamente. A quien se identifica con un punto de vista intelectual, el sentir se le enfrenta en la figura del anima, eventualmente de modo hostil; y, a la inversa, un animus intelectual toma por asalto al punto de vista del sentir. Por lo tanto, quien intente lograr la hazaña de una realización no sólo intelectual sino acorde con el sentir también, debe, bien que mal, dirimir posiciones con el animus o el anima, para preparar los caminos hacia una voluntad superior.Y esto constituye un pre requisito indispensable para alcanzar la totalidad.

1 comentario:

  1. Muy clarificador Ana Maria.Lo comparto.

    MUchas gracias,Buen dia y un abrazo.

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